6 de febrero de 2007

LUCHAR CONTRA LA DISCRIMINACIÓN RACIAL SÍ, PERO ¿Y LOS OTROS TIPOS DE DISCRIMINACIÓN?



Una singular protesta realizaron hace poco, en la playa de Asia (sur de Lima), numerosas personas que decidieron expresar su disconformidad con la discriminación que, algunos empleadores, hacían con las empleadas del hogar. A éstas se les prohibía bañarse en las mismas playas donde se bañaban sus patrones, y durante las horas de trabajo habituales.

En la manifestación participaron, arropadas con uniformes de trabajadoras del hogar, diversas personalidades del mundo político y del espectáculo, como la congresista evangélica María Sumire y la presentadora de televisión Gisela Valcárcel. Ellas, junto a una legión de mujeres manifestantes, se bañaron en el mar ante el asombro de los veraneantes.

Y está bien. Porque la protesta apunta a la eliminación de la discriminación racial y económica en nuestra sociedad, pues muchos señorones siguen considerando que nuestra tierra es su feudo donde pueden hacer y deshacer a su regalado antojo. Bien porque más personas están tomando conciencia de que todos somos iguales ante la ley.

Bien asimismo porque la protesta que se realizó es una secuela de la campaña mediática que desarrolló, días atrás, la Defensoría del Pueblo, entidad estatal que propaló spots publicitarios llamando a la población a frenar la discriminación racial, económica, étnica. Pero calló, en todos los idiomas, sobre la discriminación religiosa existente en el país.

Tres millones de evangélicos sufren, en carne propia, la abierta discriminación religiosa ejercida, en favor exclusivo y excluyente de la iglesia católica, por parte de los gobiernos central, regional y local. También decenas de miles de ciudadanos de otras confesiones no católicas, así como de miles de compatriotas que no profesan confesión alguna.

¿Es justo que las instalaciones de las fuerzas armadas y policiales tengan las puertas abiertas sólo a la asistencia católica a través del obispado castrense?

¿Es justo que los edificios públicos como la Universidad Nacional Federico Villarreal y el Ministerio de la Mujer luzcan, en sus estructuras, estatuas de vírgenes?

¿Es justo que el gobierno, a través de organismos como FONCODES y otros, construya parroquias católicas con el dinero de todos los peruanos?

¿Es justo que el Estado pague el sueldo de los profesores de 1,000 colegios católicos y de los profesores de religión católica de 45,000 colegios estatales?

¿Es justo que el Estado enseñe en los colegios públicos sólo el curso de religión católica y obligue a los alumnos de otras confesiones a presentar pedidos de exoneración?

¿Es justo que la jerarquía católica tenga asignaciones personales –llámese sueldos- a través de una planilla cuasi secreta del Ministerio de Justicia?

¿Es justo que solamente los pasajes internacionales de los sacerdotes católicos estén exonerados del impuesto general a las ventas y del impuesto selectivo al consumo?

¿Es justo que el Gobierno Regional de Arequipa haya destinado 5'000,000 de soles para la construcción de la carretera al Santuario de la Virgen de Chapi?

¿Es justo que en todos los parques de los distritos de San Borja, Surco, San Miguel y Pueblo Libre se hayan instalado estatuas de vírgenes católicas?

Puede ser legal invocando a una mal entendida mayoría católica, pero es injusto y discriminatorio en el amplio sentido de los términos. Es abusivo, impositivo y sectario. Así como abusivo, injusto y discriminatorio es que el Congreso de la República haya encarpetado tres proyectos de ley sobre igualdad religiosa en 2001, 2002 y 2003.

El año 2005 trabajó la Mesa de Trabajo y produjo un interesante anteproyecto de ley sobre libertad e igualdad religiosa, con la participación del Ministerio de Justicia y de los representantes de las confesiones religiosas. Y también está encarpetado.

Viene a mi memoria el evento sobre libertad religiosa realizado en el Colegio de Abogados de Lima, durante la gestión del doctor Vladimir Paz de la Barra, donde uno de los expositores fue la doctora Mercedes Cabanillas, actual presidenta del Congreso de la República.

Cabanillas, durante su exposición, dijo respecto a las erogaciones estatales en favor de la iglesia católica y otras prebendas: "O se les da a todos, o no se le da a nadie". Palabras, palabras, palabras como el título de la canción de la cantante argentina Silvana Di Lorenzo.

La lucha por la igualdad religiosa en el país recién empieza. Y poco a poco van sumándose soldados dispuestos a empuñar el fusil de la verdad y de la justicia.

¡Abajo la discriminación religiosa! ¡Todos somos iguales ante la ley!



* El hermano Tito Pérez Quiroz es un escritor y periodista peruano, miembro de la Iglesia Evangélica del Nazareno en Lima, Perú. Dirige el periódico "Protestante" y el Ministerio Iglesia y Sociedad. Ha publicado los libros: "Discriminación Religiosa en el Perú" e "Iglesia y Estado: 180 años de discriminación religiosa en el Perú".

Sitio Web del Hno. Tito Pérez:
www.hermanotito.com
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