Por: Rev. Jorge Raschke*
En esta hora, la Iglesia Evangélica es la voz profética de Dios como lo fueron los profetas en el Antiguo Testamento y los apóstoles y discípulos en la Iglesia Primitiva.
En el cumplimiento de este papel, la Iglesia Evangélica tiene que ser no solo la portadora de la verdad, sino también su más ardiente defensora. Vivimos tiempos apocalípticos. Satanás sabe que esta es su última batalla por lo que lanza ataques desesperados contra la Iglesia Evangélica en general y contra todo aquello que se oponga a sus planes. Confusiones teológicas con apariencia de pureza, pero que en su interior llevan el fermento del engaño y de la muerte. Doctrinas erróneas, pero expuestas como si fueran las nuevas verdades salvadoras. Esta es la tónica de los días que vivimos. Surgen los «unificadores de iglesias» cuyos líderes pretenden ser los nuevos mesías ya que según lo proclaman a través de los poderosos medios masivos de comunicación que manejan, el Hijo de Dios fracasó y hay que buscarle uno que lo sustituya. Y claro. Los reemplazantes son ellos. ¡Qué atrevimiento! ¡Con qué rudeza va a caer la mano de Dios sobre estos mentirosos y desalmados de la fe!
En esta hora, la Iglesia Evangélica es la voz profética de Dios como lo fueron los profetas en el Antiguo Testamento y los apóstoles y discípulos en la Iglesia Primitiva.
En el cumplimiento de este papel, la Iglesia Evangélica tiene que ser no solo la portadora de la verdad, sino también su más ardiente defensora. Vivimos tiempos apocalípticos. Satanás sabe que esta es su última batalla por lo que lanza ataques desesperados contra la Iglesia Evangélica en general y contra todo aquello que se oponga a sus planes. Confusiones teológicas con apariencia de pureza, pero que en su interior llevan el fermento del engaño y de la muerte. Doctrinas erróneas, pero expuestas como si fueran las nuevas verdades salvadoras. Esta es la tónica de los días que vivimos. Surgen los «unificadores de iglesias» cuyos líderes pretenden ser los nuevos mesías ya que según lo proclaman a través de los poderosos medios masivos de comunicación que manejan, el Hijo de Dios fracasó y hay que buscarle uno que lo sustituya. Y claro. Los reemplazantes son ellos. ¡Qué atrevimiento! ¡Con qué rudeza va a caer la mano de Dios sobre estos mentirosos y desalmados de la fe!
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).
LA SANA DOCTRINA
Como voz profética, es necesario que la Iglesia Evangélica contienda eficazmente por la sana doctrina. Que abandone su actitud complaciente y tolerante hacia los falsos profetas. Que adopte una actitud militante para evitar que las falsas enseñanzas sigan engañando a las gentes.
Así como en el Antiguo Testamento los profetas de Dios asumían una postura recta y valiente contra el engaño y la falsedad, la Iglesia Evangélica debe alzar su voz hoy día aunque vengan amenazas y presiones de los poderosos mercaderes de la religión. Aunque los agentes del diablo sumidos en las más tétricas tinieblas espirituales nos vengan a intimidar.
Ante la obra de confusión doctrinal que existe en el día actual, la Iglesia Evangélica tiene que llevar a cabo su rol profético. Debe enseñar la verdad de Dios y al mismo tiempo denunciar toda falsedad.
“Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).
Es triste ver en el día de hoy iglesias evangélicas que guardan silencio con tal de mantener gran número de asistentes y grandes entradas de dinero para financiar sus monumentales presupuestos. Se niegan a denunciar la corrupción de la sociedad en que viven. Corrupción que se encuentra incluso en sus propios escaños, coros y púlpitos. Se toleran condiciones morales que harían parecer el caso de la iglesia de Corinto un juego de niños. Actúan a la ligera. No imitan al apóstol Pablo cuando denuncia proféticamente el pecado de inmoralidad que se permitía en Corinto:
“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles, tanto que alguno tiene la mujer de su padre” (1 Corintios 5:1).
Al escribir en ese tono, el apóstol cumplía su responsabilidad profética. Y esa forma de enfrentar los problemas no fue solo en este caso, sino que la mantuvo a lo largo de todo su ministerio y aun hasta el mismo momento de su muerte.
DENUNCIA A TIEMPO
Si la Iglesia Evangélica hubiera hecho oír su voz a tiempo, quizás la humanidad no habría conocido a un Adolfo Hitler, a un Mussolini en Italia, a un Trujillo en República Dominicana, a un Castro en Cuba. El holocausto de seis millones de judíos tal vez nunca hubiera ocurrido. Tampoco el Tribunal Supremo de Estados Unidos nunca hubiera eliminado la oración a Dios y la lectura de la Biblia de las escuelas.
El hijo de la educadora atea Madelyn Murria O'Hare me dijo hace poco: “Mi madre me usó para llevar a cabo el caso del que se valió Satanás para eliminar la lectura de la Biblia y la oración a Dios del sistema de educación de la nación más poderosa de la tierra. Pero nada de esto se habría logrado si en aquel momento de la década del sesenta, en vez de estar encerrados gozándose en sus templos, los cristianos evangélicos hubieran sido la voz profética de Dios en este país”.
En 1976 presidí la Cruzada contra la Pornografía en la isla de Puerto Rico. Por aquel entonces, la pornografía empezaba a aumentar en toda la isla. Un día, mientras predicaba desde un púlpito, me hice el compromiso de llevar la voz profética de Dios a las calles, frente a aquellos antros de perdición. La idea predominante en la Iglesia Evangélica en esos días era que los creyentes solo podían alzar su voz desde las cuatro paredes del templo. Acompañado solo por un puñado de personas compuesto en su mayoría por evangélicos de la organización “Catacumbas” iniciamos la lucha.
Con este pequeño y mal organizado ejército de cristianos evangélicos le declaramos la guerra a aquel imperio criminal. A medida que fuimos penetrando en las entrañas del enemigo, descubrimos que aquel era un negocio multimillonario. ¡Dura empresa en la que nos comprometimos! ¿Valía la pena seguir adelante, o mejor “le dejábamos el problema al Señor”? Recordamos el daño que la pornografía le estaba haciendo a nuestros niños, a nuestros adolescentes, a nuestras familias y a nuestra propia nación. Así es que decidimos seguir adelante.
LA SANA DOCTRINA
Como voz profética, es necesario que la Iglesia Evangélica contienda eficazmente por la sana doctrina. Que abandone su actitud complaciente y tolerante hacia los falsos profetas. Que adopte una actitud militante para evitar que las falsas enseñanzas sigan engañando a las gentes.
Así como en el Antiguo Testamento los profetas de Dios asumían una postura recta y valiente contra el engaño y la falsedad, la Iglesia Evangélica debe alzar su voz hoy día aunque vengan amenazas y presiones de los poderosos mercaderes de la religión. Aunque los agentes del diablo sumidos en las más tétricas tinieblas espirituales nos vengan a intimidar.
Ante la obra de confusión doctrinal que existe en el día actual, la Iglesia Evangélica tiene que llevar a cabo su rol profético. Debe enseñar la verdad de Dios y al mismo tiempo denunciar toda falsedad.
“Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).
Es triste ver en el día de hoy iglesias evangélicas que guardan silencio con tal de mantener gran número de asistentes y grandes entradas de dinero para financiar sus monumentales presupuestos. Se niegan a denunciar la corrupción de la sociedad en que viven. Corrupción que se encuentra incluso en sus propios escaños, coros y púlpitos. Se toleran condiciones morales que harían parecer el caso de la iglesia de Corinto un juego de niños. Actúan a la ligera. No imitan al apóstol Pablo cuando denuncia proféticamente el pecado de inmoralidad que se permitía en Corinto:
“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles, tanto que alguno tiene la mujer de su padre” (1 Corintios 5:1).
Al escribir en ese tono, el apóstol cumplía su responsabilidad profética. Y esa forma de enfrentar los problemas no fue solo en este caso, sino que la mantuvo a lo largo de todo su ministerio y aun hasta el mismo momento de su muerte.
DENUNCIA A TIEMPO
Si la Iglesia Evangélica hubiera hecho oír su voz a tiempo, quizás la humanidad no habría conocido a un Adolfo Hitler, a un Mussolini en Italia, a un Trujillo en República Dominicana, a un Castro en Cuba. El holocausto de seis millones de judíos tal vez nunca hubiera ocurrido. Tampoco el Tribunal Supremo de Estados Unidos nunca hubiera eliminado la oración a Dios y la lectura de la Biblia de las escuelas.
El hijo de la educadora atea Madelyn Murria O'Hare me dijo hace poco: “Mi madre me usó para llevar a cabo el caso del que se valió Satanás para eliminar la lectura de la Biblia y la oración a Dios del sistema de educación de la nación más poderosa de la tierra. Pero nada de esto se habría logrado si en aquel momento de la década del sesenta, en vez de estar encerrados gozándose en sus templos, los cristianos evangélicos hubieran sido la voz profética de Dios en este país”.
En 1976 presidí la Cruzada contra la Pornografía en la isla de Puerto Rico. Por aquel entonces, la pornografía empezaba a aumentar en toda la isla. Un día, mientras predicaba desde un púlpito, me hice el compromiso de llevar la voz profética de Dios a las calles, frente a aquellos antros de perdición. La idea predominante en la Iglesia Evangélica en esos días era que los creyentes solo podían alzar su voz desde las cuatro paredes del templo. Acompañado solo por un puñado de personas compuesto en su mayoría por evangélicos de la organización “Catacumbas” iniciamos la lucha.
Con este pequeño y mal organizado ejército de cristianos evangélicos le declaramos la guerra a aquel imperio criminal. A medida que fuimos penetrando en las entrañas del enemigo, descubrimos que aquel era un negocio multimillonario. ¡Dura empresa en la que nos comprometimos! ¿Valía la pena seguir adelante, o mejor “le dejábamos el problema al Señor”? Recordamos el daño que la pornografía le estaba haciendo a nuestros niños, a nuestros adolescentes, a nuestras familias y a nuestra propia nación. Así es que decidimos seguir adelante.
Nuestros enemigos no surgieron únicamente de las entrañas de aquel monstruo. También surgieron de las filas de nuestros propios hermanos. De los centros de una Iglesia Evangélica fría, apática e indiferente. Nos atacaron desde los púlpitos y de cualquiera otra tribuna que resultara apropiada. Nos tildaron de endemoniados. Nos decían que los cristianos evangélicos no se enredaban en protestas frente a prostíbulos, tiendas de venta de artículos pornográficos, ni cines donde se exhibían estas películas.
Pero no cedimos. Más bien con renovados ánimos continuamos en nuestra denuncia. La voz profética de “cuatro gatos” empezó a resonar como el rugir de leones o como el estruendo de muchas aguas. Dos años después se comenzó a ver la mano de Dios actuando.
El entonces gobernador, Licenciado Carlos Romero Barceló, nombró la primera comisión en la historia de Puerto Rico para estudiar el problema de la pornografía. Sus integrantes, miembros de su gabinete y quien escribe esto, comenzamos a trabajar. En lo que a este servidor respecta, me hice asesorar en esta tarea por Milton Picón.
El fruto de esta lucha fue la aprobación de la ley más estricta y fuerte contra la pornografía en toda la nación estadounidense: cerrar todos los cines pornográficos y evitar que el crimen organizado del este de Estados Unidos convirtiera a nuestra isla en algo semejante a Las Vegas o a la Calle 42 y Broadway, en Nueva York.
Por supuesto, el problema total no estaba resuelto y aun hoy vemos que Satanás tiene nuevas cabezas de playa en la isla. Sin embargo, con nuestro esfuerzo y determinación probamos que cuando los cristianos evangélicos cumplen con su deber profético de actuar y alzar su voz contra la injusticia y la corrupción, Dios hace milagros en esa sociedad donde reside la Iglesia Evangélica.
Pero no cedimos. Más bien con renovados ánimos continuamos en nuestra denuncia. La voz profética de “cuatro gatos” empezó a resonar como el rugir de leones o como el estruendo de muchas aguas. Dos años después se comenzó a ver la mano de Dios actuando.
El entonces gobernador, Licenciado Carlos Romero Barceló, nombró la primera comisión en la historia de Puerto Rico para estudiar el problema de la pornografía. Sus integrantes, miembros de su gabinete y quien escribe esto, comenzamos a trabajar. En lo que a este servidor respecta, me hice asesorar en esta tarea por Milton Picón.
El fruto de esta lucha fue la aprobación de la ley más estricta y fuerte contra la pornografía en toda la nación estadounidense: cerrar todos los cines pornográficos y evitar que el crimen organizado del este de Estados Unidos convirtiera a nuestra isla en algo semejante a Las Vegas o a la Calle 42 y Broadway, en Nueva York.
Por supuesto, el problema total no estaba resuelto y aun hoy vemos que Satanás tiene nuevas cabezas de playa en la isla. Sin embargo, con nuestro esfuerzo y determinación probamos que cuando los cristianos evangélicos cumplen con su deber profético de actuar y alzar su voz contra la injusticia y la corrupción, Dios hace milagros en esa sociedad donde reside la Iglesia Evangélica.
A cada pastor, evangelista, ministro y creyente laico de la Iglesia Evangélica que está leyendo este artículo los exhorto a ser fieles a Dios. A que se sobrepongan a todos los intentos de Satanás por llenarles de temor y desaliento para lo cual usa a los incrédulos y a los mismos creyentes. Que a diferencia de Elías que en medio del caos y la perversión que había en el gobierno de Acab y Jezabel huyó a esconderse en las cuevas de la frustración y el desánimo, alcen su voz y confíen en aquel que les ha llamado. Satanás trata de hacernos creer que no quedan creyentes valientes que se atrevan a alzar su voz profética en esta hora. Pero quedan muchos siervos de Dios que siguen luchando contra las fuerzas del mal. Con ellos hay que hacer cuerpo y constituir una muralla invencible.
“Y Jehová le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y solo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (1 Reyes 19:9-10).
Levantemos nuestras voces en esta hora final y proclamemos a los cuatro vientos que ante el caos, la injusticia, la inmoralidad y la incertidumbre que hoy vivimos todavía hay esperanza en Cristo Jesús Señor nuestro. No temamos la desolación y aparente ausencia de voces que defiendan la verdad. Recordemos lo que Dios le dijo a Elías: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1 Reyes 19:18).
“Y Jehová le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y solo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida” (1 Reyes 19:9-10).
Levantemos nuestras voces en esta hora final y proclamemos a los cuatro vientos que ante el caos, la injusticia, la inmoralidad y la incertidumbre que hoy vivimos todavía hay esperanza en Cristo Jesús Señor nuestro. No temamos la desolación y aparente ausencia de voces que defiendan la verdad. Recordemos lo que Dios le dijo a Elías: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1 Reyes 19:18).
Escuchemos la voz de Cristo señalándonos a todos que no estamos solos, ni lo estaremos jamás. Aunque la batalla arrecie, aunque Satanás pareciera querer vencernos, aunque nuestras fuerzas tiendan a debilitarse, recordemos lo que dijo Jesús:
“Y ...les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra ...y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:18,20).
* Artículo tomado de su libro "La Batalla Final", páginas 183-188, publicado por Editoral Betania en 1997.
* Jorge Raschke es un evangelista puertorriqueño de larga trayectoria en la batalla de la fe, es un luchador de mil campañas. A través de su ministerio “Clamor a Dios”, de Radio “Clamor” y de campañas evangelísticas permanentes en diversos países del mundo, cumple con fidelidad su ministerio para Cristo. Una vez al año su ministerio lleva a cabo una gran cruzada frente al Congreso de Puerto Rico, denominado el "Día de Clamor a Dios", donde miles de creyentes se reúnen para dar testimonio de su fe y fidelidad a Cristo. También lucha a favor de los derechos del pueblo cristiano, de los valores morales y las clases oprimidas.
Sitio web del Ministerio Clamor a Dios (Rev. Jorge Raschke):
http://www.clamorpr.org
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