Surgieron dentro de la Iglesia Católica Romana cinco grandes movimientos de reforma entre los años 1000 y 1500 que prepararon el terreno para la Reforma Evangélica o Protestante en 1517 y los años siguientes.
Estos movimientos fueron aplastados por la persecución, pero los Albigenses y los Valdenses en Francia, Juan Wycliffe y sus seguidores (los lolardos) en Inglaterra, Juan Hus en Bohemia (hoy República Checa) y Jerónimo Savonarola en Italia, todos ellos fueron usados por Dios para despertar la conciencia del pueblo, y dirigirlo hacia la Biblia.
A. Los Albigenses (Siglo XII):
Poco se sabe de las doctrinas de los Albigenses que surgieron en el sur de Francia alrededor del año 1000 y alcanzaron prominencia en 1170, pero amaban la Biblia y es probable que ellos hicieron la primera traducción de las Sagradas Escrituras a un idioma común. Repudiaban la autoridad de la tradición, circulaban el Nuevo Testamento y se oponían a las doctrinas católico romanas del purgatorio, a la adoración de las imágenes y a las pretensiones sacerdotales.
Cualquiera que leía la Biblia podía observar la discrepancia entre la vida disoluta del clero católico y las enseñanzas de Cristo, entre algunas de las doctrinas católico romanas y la doctrina apostólica, y entre la hermandad sencilla del Nuevo Testamento y la jerarquía rica, ambiciosa y explotadora del pueblo que desde Roma dominaba todo aspecto de su vida.
El Papa y su corte en vez de ser amonestados por la Biblia, optaron por prohibir su lectura por los laicos en el idioma común. Aplicaron contra los Albigenses y otros reformadores subsiguientes, la política de exterminación de los herejes para acabar con la herejía. Al matar a casi todos los habitantes de la región donde radicaban los Albigenses, lograron acabar con la “secta” tan odiada.
B. Los Valdenses (Siglo XII):
Los Valdenses surgieron en el mismo tiempo, 1170, con Pedro Valdo, un comerciante de Lyon, que leía, explicaba, predicaba y circulaba la Escritura, a la cual apelaba en contra de las costumbres y las doctrinas de los católicos romanos.
Estableció una orden de evangelistas, “los hombres pobres de Lyon”, que anduvieron por el centro y sur de Francia, ganando adeptos.
Fueron cruelmente perseguidos, pero sacados de Francia encontraron albergue en los valles del norte de Italia, y a pesar de los siglos de persecución han permanecido, y constituyen hasta hoy una parte del grupo comparativamente pequeño de evangélicos en Italia.
El Papa y su corte en vez de ser amonestados por la Biblia, optaron por prohibir su lectura por los laicos en el idioma común. Aplicaron contra los Albigenses y otros reformadores subsiguientes, la política de exterminación de los herejes para acabar con la herejía. Al matar a casi todos los habitantes de la región donde radicaban los Albigenses, lograron acabar con la “secta” tan odiada.
B. Los Valdenses (Siglo XII):
Los Valdenses surgieron en el mismo tiempo, 1170, con Pedro Valdo, un comerciante de Lyon, que leía, explicaba, predicaba y circulaba la Escritura, a la cual apelaba en contra de las costumbres y las doctrinas de los católicos romanos.
Estableció una orden de evangelistas, “los hombres pobres de Lyon”, que anduvieron por el centro y sur de Francia, ganando adeptos.
Fueron cruelmente perseguidos, pero sacados de Francia encontraron albergue en los valles del norte de Italia, y a pesar de los siglos de persecución han permanecido, y constituyen hasta hoy una parte del grupo comparativamente pequeño de evangélicos en Italia.
Juan Wycliffe empezó el movimiento en Inglaterra en favor de la libertad del poder romano y de la reforma en la iglesia. Nació en 1324 y se educó en la Universidad de Oxford, donde llegó a ser doctor en teología, y el dirigente en los consejos que se llevaban a cabo en dicha institución.
Atacaba a los frailes mendicantes y al sistema del monacato; rechazaba y se oponía a la autoridad del Papa en Inglaterra; escribió en contra de la doctrina de la transubstanciación, considerando al pan y al vino meramente como símbolos e instaba a que el servicio de la iglesia fuese más simplificado, de acuerdo con el modelo del Nuevo Testamento.
En otros países hubiese sufrido martirio, pero en Inglaterra era protegido por el más poderoso de los nobles; y aun cuando algunas de sus doctrinas fueron condenadas por la universidad, se le permitió retirarse a su parroquia en Lutterworth, y permanecer como sacerdote sin que se le molestase.
Su mayor obra fue su traducción del Nuevo Testamento al inglés, terminado en 1380; el Antiguo Testamento, en el cual le ayudaron algunos amigos, apareció en 1384, el año de la muerte de Juan Wycliffe. Sus seguidores fueron llamados “lolardos”, en un tiempo numeroso, pero bajo los reyes Enrique IV y Enrique V fueron perseguidos y finalmente exterminados. La predicación de Juan Wycliffe y su traducción prepararon el camino para la Reforma Evangélica o Protestante del siglo XVI.
D. Juan Hus (Siglo XV)
Juan Hus, en Bohemia (hoy República Checa), nacido en 1369, fue un lector de los escritos de Juan Wycliffe y predicó sus doctrinas especialmente proclamó la liberación de la autoridad papal. Fue hecho rector de la Universidad de Praga, y por un tiempo tuvo una influencia dominante por toda Bohemia.
El Papa le excomulgó y puso la ciudad de Praga bajo censura eclesiástica mientras él permaneciera allí. Juan Hus se retiró, pero desde su lugar de escondite enviaba cartas reafirmando sus ideas.
Después de dos años consintió en ir ante el concilio de la Iglesia Católica Romana en Constanza, en Baden, en la frontera de Suiza, habiendo recibido un salvo conducto del emperador Segismundo. Pero el pacto fue violado, sobre la base de que “la fe no se guardaría con herejes.”
Juan Hus muere quemado en la hoguera.
Juan Hus fue condenado y quemado en la hoguera el 6 de julio de 1415, pero su mensaje y su martirio despertaron en su patria el elemento de reforma.
E. Jerónimo Savonarola (Siglo XV):
Jerónimo Savonarola, nacido en 1452, fue un monje de la orden de los dominicos en Florencia, Italia, y prior del Monasterio San Marcos. Dios lo usó de una manera maravillosa para encender los fuegos de avivamiento y llevar al pueblo al arrepentimiento.
Predicaba como uno de los profetas antiguos, contra los males sociales, eclesiásticos y políticos de su tiempo; llenaba la gran catedral hasta rebosar con multitudes ansiosas, no tan sólo de escuchar, sino de obedecer sus enseñanzas.
Les hacía ver la necesidad de la experiencia individual de conversión, de una fe viva en Dios y una vida recta delante de él. Por un tiempo fue el jefe práctico de Florencia y efectuó una manifiesta reforma. Pero fue excomulgado por el Papa; fue aprisionado, condenado, colgado, y su cuerpo quemado en la gran plaza de Florencia.
Su martirio fue en 1498, solamente diecinueve años antes que Martín Lutero clavara sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg en Alemania.